El Schlossberg es la colina más emblemática de Graz, pero también es el lugar donde todo comenzó. Desde lo alto no solo se contempla la ciudad, se respira su historia. Aquí nació Graz, desde aquí se gobernó y, sobre todo, se defendió. Tanto es así que la fortaleza del Schlossberg figura en el Libro Guinness de los Récords como la más inexpugnable de todos los tiempos. Sus murallas, de más de 20 metros de altura, resistieron los ataques de los otomanos y las tropas napoleónicas. Su diseño, obra del arquitecto italiano Domenico dell’Allio en el siglo XVI, es una muestra magistral de la ingeniería militar del Renacimiento. El apego de los habitantes de Graz fue tan profundo que, cuando la fortaleza fue desmantelada, compraron con sus propios fondos las dos torres más queridas: la Torre del Reloj y la Torre de la Campana, hoy símbolos indiscutibles de la ciudad. Hoy en día, el Schlossberg ha dejado atrás su función defensiva para convertirse en un pulmón verde y en uno de los lugares de recreo favoritos tanto de los habitantes como de los visitantes. Subir a la cima —ya sea a pie, en funicular o por ascensor— no solo ofrece una de las vistas más impresionantes de Graz, sino también la oportunidad de conectar con su pasado, su paisaje y su alma.